23/2/09

El cazador cazado

De joven solía contar un chiste que, al menos a mí, me parecía simpático:
Un niño -pequeño- llega a la cocina, donde su madre está preparando el almuerzo, con la mochila a la espalda y le dice: “-Mamá, me voy de caza...”, y al ver que no le hace ni caso, remata la frase: “... para ziempre”. Seguro que cuando invitaron a Mariano Fernández Bermejo a salir de caza, el ex ministro no sabía que era un 'zalir' para no volver.
Si para algo ha servido esta dimisión, ha sido para que los tertulianos y columnistas exhiban su acervo popular. La verdad es que, como diría aquel, se lo han puesto a huevo, y ahora no hay quien calle a los fedeguicos, alsinas y pedrojotas.
“Hombre que lejos va a cazar o va engañado o va a engañar”, “La razón del cazador: a una mentira, otra mayor”, “En la caza y los amores, mil sinsabores”, “Si quieres ser cornudo, anda de caza a menudo”, “Cuando el galgo se estiraza, mal día de caza”, “Al mejor cazador se le va la liebre”, “Levanta uno la caza y otro la mata”...
En un primer análisis, el que más debería gustar a Rajoy es ese de “Pájaro que vuela, a la cazuela” pero, ojo, que hay algún otro que tendría que hacer reflexionar al líder pepero -por si las moscas-, que va de cacerías y de plantígrados.
Donmariano ha puesto a la venta la piel del oso equivocado, y ahora tiene que tragarse un sapo como un madroño: con la que estaba cayendo en la puerta del Ministerio, y ahora le recetan un curso acelerado de 'Ética y estética en la asunción de responsabilidades políticas', en cinco capítulos (uno para cada día de campaña). Se ve que el oso, antes de dejarse el pellejo, se despidió con un abrazo.
Porque, al final ¿a quién se estaban refiriendo cuando hablaban del 'cazador cazado'?

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