22/7/09

Elegía a Cajasur

Después de tanto luchar Castillejo...
Después de tantos pulsos superados,
de tantos afectos desafectados,
de quintacolumnistas de Consejo...

Tras zamparse a Mellado y a Castilla,
tras jugar al frontón con Magdalena,
tras amputar los miembros con gangrena
y llegar a Madrid yendo a Sevilla...

Después de combatir la Ley de Cajas...
Después de tanto porfiar con Chaves,
claudica el sucesor, rinde las llaves
en pleno mes de julio y en rebajas.

Por mor de auditorías y amenazas,
todo encaja en la caja de Medel.
Hallóse cura contra el cura aquel
doctor honoris causa en calabazas.

¿Do duermen las cuitas? ¿Do queda el llanto?
¿Do fueron los augurios lastimeros?
¿Quien defiende el “-Se llevan los dineros”?
¿Quién entona el “-No me quieras tanto”?

¿Por qué lo que, hasta ayer, era un expolio
hoy bendice la curia en los altares?
¿Por qué ahora se adorna de alamares
el luto del terror al monopolio?

Hoy ceden detractores y papistas.
Hoy aplauden quienes vociferaban.
Hoy nieva sobre los que calentaban.
Hoy vitorean viejos pesimistas.

Cajasur quedará para la historia
como el reducto que entregó su brillo
cegado por el polvo del ladrillo.
Llegan tiempos de paz. Y, después, gloria.

8/7/09

¿De qué se ríe Cristiano Ronaldo?

Reconozco que mi primer impulso, nada más conocer los detalles del fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid, fue -como el de todos los blogueros- sentarme delante del ordenador y marcarme un par de folios. Luego recapacité y me dije “-No. Yo no voy caer en la trampa del Florentino”. Pero los días siguen pasando, y los medios de comunicación (muchos) y los aficionados (miles) mantienen al futebolista encumbrado en su altar; un altar que refulge iluminado por la sonrisa de CR7. Pero ¿de qué se ríe Cristiano Ronaldo?
Quedará algún madridista que continúe defendiendo el fichaje, pero el sentido común cada vez deja menos margen al elogio. Lo de Cristiano Ronaldo es una aberración.
En el verano de 2003, el Manchester United apostó parte de los 25 millones de euros que desembolsó el Real Madrid por David Beckham para probar suerte con un futbolista portugués de dieciocho años prácticamente desconocido. Invirtió 18 millones de euros, y la jugada le salió redonda: ha disfrutado de los mejores seis años de Cristiano Ronaldo y, cuando comienza a bajar en su rendimiento, lo vende por 94 millones. (Un paréntesis: Beckham jugó en el Madrid cuatro ligas y sólo ganó una, la última, la que se pasó en el banquillo; al final, el club de Florentino no pudo venderlo y tuvo que dejarlo ir sin ganar un solo duro en la operación)
¿De qué se ríe el Manchester? O mejor ¿de quién? Está claro. Con 94 millones de euros se pueden comprar muchos jugadores promesa, que ya vendrá algún tonto con dinero a pagar cinco veces su precio cuando ya no sea interesante. 94 millones de euros son muchos millones. Es el presupuesto para el 2009 del ayuntamiento de Toledo, es el presupuesto del Sevilla CF para la temporada 2009-10, es lo que vale comprar el Tottenham... Cualquier gestor espabilado compondría una plantilla con la que no hacer el ridículo en la Champion gastando la mitad de lo que el señor Pérez le ha soltado al club inglés.
Ya sabemos, por lo tanto, de qué se ríe Ferguson. Pero ¿de qué se ríe Cristiano Ronaldo? Muy fácil: el Real Madrid va a pagar al pelotero de Madeira trece millones de euros al año -un millón de euros al mes- por vestirse de blanco. Ronaldo no le ha podido quitar el '7' a Raúl, pero sí ha conseguido cobrar el doble de lo que percibe su capitán. El tesorero del Madrid tiene una partida en sus presupuestos -la CR9- para reservar 13 millones de euros para la nómina del futbolista; la ministra de Hacienda tiene otra partida en los suyos -la CR09- para enviar a Ciudad Real 12,5 millones de euros con los que pagar las 66 obras que le han correspondido de los fondos FEIL, que darán trabajo a 460 personas.
Nadie vale 94 millones y nadie debe cobrar 13 millones de euros al año por jugar al fútbol. Y Cristiano, tampoco. Si lograra repetir sus números de la temporada pasada, por cada partido que disputase (jugó 71) ingresaría más de 180 mil euros, y cada gol que obtuviese (marcó 34) le saldría a su club por 380 mil. (Otro paréntesis: Forlán consiguió 32 goles en la liga -Ronaldo, 18-; Messi hizo 9 tantos en la Champion y 6 en la Copa -el portugués, 4 y 2-)
De eso se ríe Cristiano Ronaldo: de los sueldos de los 80 mil mileuristas que le aplaudieron en el Bernabéu; de los halagos de los periodistas a los que pronto va a despreciar (e incluso a agredir), de los abrazos de Florentino al que abandonará en cuanto le llegue otra oferta más interesante, de las mocitas madrileñas que van alegres y contentas (véase el glorioso himno) a comprar camisetas, colonias, zapatillas... para que quienes las pasean en moto se parezcan a su ídolo.
En lo único en lo que le doy la razón al Pérez es que a CR9 le sienta bien la camiseta blanca. Por lo menos para ilustrar esta otra estrofa del himno merengue:
¡Hala Madrid!
Enemigo en la contienda,
cuando pierde da la mano
sin envidias ni rencores,
como noble y fiel hermano.

3/7/09

Cerremos Garoña

Aunque sólo sea por estética, cerremos Garoña. Por lo que representa.
Garoña representa el pasado. Un pasado de ministros de camisa azul con banda cruzada al pecho que presumían de autarquía, régimen y prosperidad.
Garoña representa el derroche. Representa la voracidad energética que no duda en multiplicar los watios por kilos, por megas, por gigas... y ya inventaremos máquinas para consumirlos.
Garoña representa el chantaje. El temor a que se agoten los cheques, las nóminas y los subsidios lleva décadas ocultando aterradores informes sanitarios y concluyentes estadísticas sobre la incidencia de la radiación en la salud de los habitantes de la comarca.
Garoña representa el egoísmo. ¿Es esta la herencia que queremos legar a las generaciones futuras? ¿Un medio ambiente esquilmado, contaminado, agotado, inhabitable...?
Y, por si fuera poco, los escasos argumentos que se aportan a favor de su continuidad son falsos o están tendenciosamente manipulados:
Mienten quienes dicen que el cierre de Garoña nos hará depender de Francia en materia energética. ¿Acaso esos escasos cuatro mil gigawatios son la salvación? Y, si fuera cierto, ¿por qué estamos exportando energía a Portugal y a Marruecos?
Manipulan quienes aseguran que el cierre de Garoña se notará en el recibo de la luz. ¿Subieron -especialmente- las tarifas tras el cierre de Vandellós (en 1990) o de Zorita (en 2006)?
Ocultan la verdad quienes declaran que Garoña es una central segura. ¿Ya han olvidado los innumerables 'pequeños' incidentes, los vertidos de aguas radiactivas al Ebro, las nueve paradas no programadas que se han registrado en lo que va de año? Varios componentes internos de la vasija del reactor sufren agrietamiento múltiple por corrosión, que ya afecta al 70% de las canalizaciones del sistema de frenado de la reacción nuclear.
Ponen en duda su propia credibilidad quienes certifican que las centrales nucleares no contaminan. Hay estudios más que suficientes para, al menos, ser prudentes y cuestionar la inocuidad de las emisiones, y para poner en duda nuestra capacidad de neutralizar los vertidos, los residuos y los desechos.
Podemos vivir sin Garoña, una instalación diseñada (con la tecnología de 1966) para resistir 40 años, y dimensionada (bajo los parámetros de viabilidad económica de 1970) para ser amortizada en 40 años.
Garoña ha cubierto su etapa. Gris, sucia y despreciable. Ahora toca cerrar Garoña.