Con la de horas que han
echado la Merkel y el Sarkozy para convencernos de que
no hay más camino que su camino... y llegan los franceses y proponen
otra ruta. Con la de botellines de fontvella que ha habido que
trasegar para ayudar a los líderes europeos a comulgar con la
austeridad en forma de ruedas de molino... y llegan los franchutes
y sacan los pies del tiesto. Con la de votos -y gobiernos- que se han
desperdiciado, con la de broncas que se han silenciado en los
consejos de ministros, con la de argumentarios que se han redactado
para justificar lo injustificable... y aparece el nuevo con la
pregunta del millón: "-Pero, ¿de verdad la única solución
para salir de la crisis es estrangular la economía?". Pues
no. Está claro que no.
Todos los analistas
coinciden en que el origen de la recesión está en las entidades
bancarias. A los banqueros les dio por jugar al monopoly con
nuestros ahorros, les dio por aceptar avales dudosos y canjearlos por
dinero de mentira con el único objetivo de hinchar la pelota y
quedarse con las comisiones y los dividendos, sin reparar -¿o sí?-
en que la burbuja terminaría por reventar. Ahora que en las cajas
fuertes los recibos impagados ocupan el lugar reservado a los
lingotes, sólo se les ocurre una salida: como no queda dinero para
prestar, dejemos de gastar. Y así han puesto fin a los años de
inversión pública y de servicios a la ciudadanía, a la época de
los créditos y las ayudas, al periodo de prosperidad y bonanza.
Sometidos al látigo de Sauron, emprendimos el viaje ineluctable
desde Góndor a Mórdor, del edén hacia el oeste.
Hasta que llegaron las elecciones francesas.
François Hollande no es
un gran político (en su currículum apenas hay un par de apuntes:
compartir prole -cuatro hijos- con la candidata Ségolène Royal y
ocupar la alcaldía de Tulle -un pueblo de apenas quince mil
habitantes-), ni falta que le ha hecho. En las primarias, se deshizo
-casi sin sudar- de sus oponentes (¿qué fue de Arnaud Montebourg,
aquel defensor de los indignados?) y en las presidenciales sólo tuvo
que echarse a un lado para que Sarkozy se desplomara solo.
Su único mérito ha sido
decir “no”, la palabra mágica que querían escuchar los votantes
hartos de chantajes, advertencias, presagios y amenazas. “No” a
la resignación, “no” al sometimiento, “no” a la aceptación,
“no” a la ausencia de alternativas. Hollande es consciente -como
lo son muchos de los que le han votado- de que no va a poder cumplir
todas sus promesas (siempre tendrá la excusa de Maastricht y los
recortes de soberanía) pero, a estas alturas de la película, ¿qué
más da? Ya que estamos condenados a rebuscar entre los cubos de
basura -en los del papel reciclado, esta vez- para releer los
programas electorales, por lo menos pidamos que las promesas que se
han de incumplir vengan con letra y con música. Prometió que
cruzaría la Puerta de Brandemburgo para cantarle las cuarenta
a la kaiseresa, y lo más que se va a traer son cinco minutos
de prórroga antes de aceptar que ha perdido el partido.
Si en los años setenta,
los españoles buscábamos el verdor más allá de los Pirineos,
paraíso de la liberté y la prosperité (vale que
entonces la mayoría se conformaba con verle las tetas a Nadiuska),
en los últimos años, Europa se ha convertido en sinónimo de
regresión, retroceso y recortes, hasta teñir todo de luto.
Ahora, el nuevo
presidente francés ha entreabierto una nueva puerta en este viejo
túnel que nunca se acaba. Probablemente, nuestros pastores
-políticos y económicos- nos seguirán conduciendo por el camino
largo y tortuoso, pero al menos servirá para que entre algo de aire
fresco y un poco de luz. Para recordarnos que, al fondo -aunque sea
muy al fondo-, la primavera ha verdecido y que la claridad -aun que
no se vea- sigue ahí.
Para cargar de razones a
quienes reclaman alternativas.
2 comentarios:
No te engañes. Son todos las mismas marionetas. Hollande es sólo "la marca blanca" del Régimen. Unos tiran de la cuerda y otros la destensan. Van probando hasta donde llega la capacidad de resistencia de la gente. Y luego viene el policía bueno para calmar la situación. Pero, entretanto, ya te han metido el supositorio; menos sueldo, menos pensiones, menos sanidad, menos educación, menos becas, etc etc etc. ¿Cómo es que miembros del PSF de Hollande han sido vistos en las reuniones de los Billderberg? ¿Cómo es que el anterior candidato a la presidencia francesa del PSF ocupaba su tiempo libre como director general del FMI, el mismo cargo que ocupó Rodrigo Rato? ¿Crees tú que meten en ese puesto a alguien que no es de los suyos?
Lo único que se puede considerar mínimamente positivo es que al menos sacarán a Sarkozy de nuestra vista. Algo es algo.
Felicidades por tu análisis. Dice Info+:”¿Cómo es que el anterior candidato a la presidencia francesa del PSF ocupaba su tiempo libre como director general del FMI, el mismo cargo que ocupó Rodrigo Rato?” Y lleva razón, es difícil que estos granujas permitan a nadie que no esté cercano andar en sus cajones. Pero acaba Info+ diciendo que quitar al húngaro es algo. Lo que sí es cierto es que el aire fresco, no sabemos si bien oxigenado, siempre viene allende los Pirineos. Lástima que Pepe Bonaparte no se quedara aquí, y su ilustración, en lugar del felón, miserable y criminal Fernando VII. Lo que ocurre es que estamos tan necesitados de algún tipo de ilusión que cualquier cosa nos encandila. Hoy hemos tenido manifestación, hemos estado haciendo bulto con los indignados, primero porque es obligación y segundo porque se comparten criterios. Pero no he visto a los habituales de las manifestaciones, me ha faltado mucha gente a lista, muchos progresistas. Los primeros los sindicalistas, a título individual han ido algunos, pero decía un compañero de calle que los sábados por la tarde no tenían horas sindicales. Es posible pero de estas divisiones se ríe el capitalismo. Esperemos que pasa.
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